En 1965, Fred DeLuca se graduó de la secundaria en Bridgeport, Connecticut, E.U.A.,
y como muchos jóvenes de su edad, soñaba con entrar a la universidad. Aunque era un joven
muy trabajador, competitivo e independiente, los 1,25 dólares por hora que ganaba en una
ferretería no eran suficientes para financiar su educación.
Un poco desanimado, Fred decidió pedirle consejo al Dr. Peter Buck, un viejo amigo
de la familia, que le propuso abrir un restaurante de sándwiches.